viernes, 5 de febrero de 2010

El fuego interno de "La teta asustada"



Por: Graciela Mrad

BBC Mundo


La noticia de la nominación de la multipremiada La teta asustada al Oscar en la categoría de mejor película en lengua extranjera le resultó "inimaginable" a su realizadora, la peruana Claudia Llosa. Tan inimaginable como la historia que relata: la de una mujer que adolece de una enfermedad que se transmite a través de la leche de su madre violada.

Llosa dice que La teta asustada ya le había dado tantas alegrías, "que pedirle más es como jugar con fuego".

Filmada en Manchay, una de las zonas más pobres de Lima, en poco tiempo "La teta" recibió galardones internacionales, como el Premio de la Crítica y el Oso de Oro en Berlín, a mejor película y mejor actriz (Magaly Solier) en el Festival de Guadalajara y ganadora en los festivales de cine de Bogotá y de La Habana.

Según Llosa le explica a BBC Mundo desde su residencia en Barcelona, España, la teta asustada es una enfermedad que existe en el imaginario colectivo de los pobladores quechuas de los Andes, cuyo mito se propagó "en la guerra contra el terrorismo de los años 80", cuando muchas mujeres fueron violadas.

"En Perú se entiende como una enfermedad psicológica, recuerda mucho a la depresión. Curiosamente, los médicos y psiquiatras concuerdan en que la manera de tratarla es a través del propio imaginario andino, con lo cual hay una cierta paradoja", explica Llosa, directora y guionista del filme.

Sueño latinoamericano
La directora opina que el hecho de que la argentina El secreto de sus ojos también haya sido nominada "evidencia la mirada que se le está dando a Latinoamérica", que "tiene un trabajo extraordinario, hay muchísimas películas que recorren los festivales con muy buenos premios, hay mucha coproducción, que demuestra que hay mucho que contar y yo creo que el mundo está dispuesto a escuchar.


"Yo estoy segura de que es como un efecto mariposa, que atrae a otros, que jala, que hace que se evidencie que el sueño se puede cumplir y que es accesible".

Llosa explica que esta tendencia positiva se debe a la coproducción, en su caso con España, y a la suma de fuerzas y de conocimientos.

Sin embargo, niega que el "fenómeno" del cine latinoamericano se deba a una cuestión de menores costos de producción.

"En una película de ese tipo, si no hay interés, no se hace, porque hay que luchar tanto por ella, hay que arriesgar tanto por ella, que no hay manera que sea solamente por costos".

Hilo conductor
La enfermedad de la teta asustada es el punto de partida de la película.

"Vas a ver el recorrido de una joven que tiene esta enfermedad, es un viaje muy personal que la lleva a enfrentar sus miedos, a recuperar su autoestima".

Llosa indica que la teta asustada es considerada una enfermedad por los pueblos de los Andes, que la viven como real, y esa es la forma en que ella la trabaja en su película.

Si bien esta enfermedad se popularizó en los '80, relata Llosa, aparentemente existían algunos casos pero eran más espaciados. "Pero el conflicto violento fue tan fuerte, arrasó con tanta gente, que de alguna manera los casos fueron mucho mas visibles, se evidenciaron y se repitieron".

La realizadora eligió a Magaly Solier para protagonizar la película porque "sabía que Magaly podía contener el fuego interno de Fausta (personaje principal). Su madre es violada y ella recibe las canciones con la cual la madre le cuenta lo ocurrido y ella tiene un miedo a la vida en general, no le permite moverse, la tiene como paralizada".

Por eso, el objetivo de la película es "cuestionar si es efectivamente posible una sanación y si es posible realmente recuperar la autoestima de un pueblo, la autoestima de un individuo que ha sufrido tantos azotes, que ha sido tan maltratado".

Reacción en Perú
El colaborador de BBC Mundo en Lima, Javier Lizarzaburu, indica que la reacción en Perú fue de una algarabía generalizada, porque, a pesar de que la película había acostumbrado a los peruanos a ganar premios, "ser finalista para los Oscar sobrepasó toda expectativa".


Además, destaca que "La teta", además de ser una buena película, ha sido una liberadora del lenguaje.

"Atrás quedó el pudor de algunos para usar la palabra y es en las redes sociales donde quizás se siente con qué orgullo la gente se ha apropiado de ella. La periodista Paola Ugaz escribió en su página de Facebook: 'En Perú, todos estamos locos de felicidad por la teta'".

En una página de internet de cultura urbana: lamula.com, aparecía: "¿Quién iba a imaginar que desde este país humilde y cutrero saldría una película ganadora del Oso de Oro, los Festivales de Guadalajara, La Habana y Bogotá? ¿Quién iba a imaginar que íbamos a ser nominados al Oscar?".

De alguna manera, y para muchos peruanos, "La teta" triunfó, asegura Lizarzaburu

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Resultados hasta el día de hoy, jueves 05, 10 am.







¿Cúal de las nominadas cree que recibirá el Oscar a la mejor película extranjera?
El secreto de sus ojos - Argentina 8%

La teta asustada - Perú 84%

Ajami - Israel 2%

Un profeta - Francia 2%

La cinta blanca - Alemania 4%


Votos emitidos: 8111

Sabemos quién es el outsider

Por: Leon Trahtemberg

El outsider (el extraño, el que está fuera) es ese niño que no importa, que representa a sus 150,000 pares (21.9%) que han nacido anualmente durante el gobierno aprista y han sido condenados a ser desnutridos crónicos por la incompetencia gubernamental estatal para atenderlos, con todas las discapacidades mentales y de salud que eso les dejará para toda su vida. Ya suman 600,000 los que dejará como herencia el APRA.

El outsider es ese niño que no importa, que tiene el derecho a ser educado por el Estado con un servicio de calidad, lo cual se dificulta porque la educación es el único sector sin sede propia. Al gobierno se le ocurrió venderla sin tener ninguna otra preparada como alternativa, hacinando de paso la Biblioteca Nacional y el Museo de la Nación, que no fueron diseñados para ser hoteles para funcionarios del Minedu. Además, la promesa electoral de agregar 0.25% del PBI al año a la educación jamás fue cumplida, porque los niños no importan.

El outsider es ese niño que no importa, que representa a los 3 millones de infantes de 0 a 5 años para cuyo futuro la institución "Inversión por la Infancia" convocó a los principales expertos para formular un "Pacto por la Infancia". A éste no asistió ningún representante de la PCM, a pesar de la promesa pública que hiciera el primer ministro Javier Velásquez Quesquén por RPP de enviar a sus representantes.

El outsider es ese niño que no importa, que necesita hacer educación física, deportes y recrearse no sólo para desarrollar sus habilidades físicas y salud corporal, sino porque el deporte es un medio de expresión, abstracción y socialización humana tan potente como lo puede ser el arte o las matemáticas. El gobierno había prometido progresivamente duplicar de 9,000 a 18,000 el número de profesores de educación física y fomentar la educación física, el deporte y la recreación a partir de un impuesto directo aplicado a los productos de consumo nocivo. El impuesto ya está, pero la intención de darle el uso prometido nunca apareció.

El outsider es aquel niño al que el gobierno del APRA abandonó.

Tenían que tener tetas

Por: Patricia del Río

Esta es otra columna sobre mujeres. Los que ya se cansaron del tema me disculparán, pero la prensa está plagada de columnistas hombres que escriben sobre tópicos muy machos, así que léanse la siguiente y todos felices.

En la trilogía Millenium, del sueco Stieg Larsson, creo haber encontrado algunos de los mejores personajes femeninos de la literatura. Las mujeres de Larsson han sido abusadas, pero enfrentan la vida con los puños en alto. No se enamoran, pero se echan un buen polvo cada vez que les provoca. Se valen por sí mismas, pero tienen una fijación por que otras mujeres la pasen mejor que ellas. Me gustan las chicas de Larsson porque son humanas, contradictorias, pero muy valientes y nunca cojudas.

Leo Millenium y no puedo evitar preguntarme: ¿estamos las mujeres dotadas de una fuerza especial que nos permite salir adelante? La verdad que me encantaría decir que sí, pero no idealicemos: hay madres desgraciadas (como la chilena que ultrajaba a sus hijos en una cabina pública) y señoras perversas (como las que quemaron a la cantante folclórica). Creo, sin embargo, que al desarrollarse en ambientes que parecen diseñados para que a los hombres les vaya mejor, algunas hembras excepcionales se crecen, se rompen el alma chambeando el doble y salen adelante ahí donde nadie da un céntimo por ellas.

Pensemos, por un momento, en la niña Sofía Mulanovich, que nació frente al mar, mirando a todos los chicos deslizarse sobre las olas. Ella, en lugar de contentarse jugando con sus muñecas en la arena, no paró hasta convertirse en la mejor surfista del mundo, un deporte casi reservado para el sexo opuesto. Kina Malpartida, en cambio, me hace recordar a Lisbeth Salander, memorable personaje de Larsson. Lo suyo nunca fue echarse a llorar porque la vida la trataba con dureza; al contrario, usó esa rabia en su favor, se enfundó un buen par de guantes y le sacó la mierda a la adversidad hasta convertirse en una campeona mundial de la sobrevivencia.

Como toda niña quechuahablante de la zona rural del Perú, Magaly Solier estaba destinada, según las estadísticas, a no terminar el colegio, ser madre joven de muchos hijos y no trascender más allá de los límites de su chacra. Cuando el equipo de Madeinusa la descubrió vendiendo puka picante en la plaza de Huanta, no solo demostró que era dueña de un gran talento para el canto y la actuación, sino que era una experta en sacarles el jugo a las oportunidades que la vida le pusiera en frente.

¿Y Claudia Llosa? Me quedo con la claridad de su mensaje. Con su apuesta personal. Con su absoluta convicción de que películas como la suya contribuyen a que otras mujeres la pasen mejor en este mundo. Tenían que tener tetas, pues.

Haití según Frei Betto

Por: Guillermo Giacosa

Tomaré parte de un texto del sacerdote Frei Betto que me parece conmovedor. “Interesados en exhibir animales exóticos, a comienzos del siglo XIX dos hermanos franceses viajaron a África del Sur. Aún no existía la fotografía, y la única manera de saciar la curiosidad del público era el dibujo, la pintura, la taxidermia, disecar animales muertos o llevarlos vivos a los zoológicos. Crearon un museo donde, además de animales, se podía apreciar el cadáver de un hombre negro con una lanza en una mano y un escudo en la otra.

El museo fue adquirido por un catalán con el hombre negro incluido y se instaló en Banyoles, España. En 1991, el médico haitiano Alphonse Arcelin visitó este museo: el negro reconoció al negro. Por primera vez, aquel muerto mereció compasión. Indignado, Arcelin lo publicó a los cuatro vientos en vísperas de los Juegos Olímpicos de Barcelona. E intentó que los países africanos sabotearan los Juegos. Intervino el Comité Olímpico y el cadáver fue retirado del museo. Terminadas las Olimpiadas, Banyoles insistió en que la ciudad no debería desprenderse de parte de su patrimonio cultural. Pero Arcelin movilizó a varios gobiernos africanos, a la Organización para la Unidad Africana y al secretario general de la ONU. El gobierno de Aznar decidió devolver el muerto a su tierra de origen. El negro fue descatalogado como pieza de museo y, finalmente, reconocido en su condición humana. Mereció un digno entierro en Botswana”. Luego, cuenta Frei Betto, en 1960, un reportaje se preguntaba si existía el 'Piaui’: era una forma de llamar la atención del Brasil sobre su estado más pobre.

Ahora, dice Betto, hay que preguntar: “¿Existe Haití? Hoy sí. Pero, ¿y antes de ser asolado por el terremoto? ¿A quién le importaba la miseria de ese país? Y, ahora, ¿será que la catástrofe –la más terrible que he presenciado a lo largo de mi vida– es mera culpa de los desajustes de la naturaleza? ¿O de Dios, que se mantiene silencioso ante el drama de miles de muertos, heridos y desamparados? Colonizado por españoles y franceses, Haití conquistó su independencia en 1804, lo que le costó un duro castigo: los esclavistas europeos y estadounidenses lo mantuvieron sometido a un bloqueo comercial durante 60 años. De 1915 a 1934, EE.UU. ocupó Haití. En 1957, el médico François Duvalier, conocido como 'Papá Doc’, se eligió presidente, instaló una cruel dictadura apoyada por los 'tonton macoutes’ –su guardia personal– y por Norteamérica. Haití fue invadido por Francia en 1869, por España en 1871, por Inglaterra en 1877, por los EE.UU. en 1914 y en 1915 y, de nuevo, por este mismo país en 1969”.

Hoy, Haití está bajo tutela de la ONU y ocupado por tropas gringas. Y Betto recuerda que “otros países sufren sismos, y no por eso son tantos los destrozos y las víctimas. A Haití hemos enviado 'misiones de paz’, tropas de intervención y ayudas humanitarias, pero nunca proyectos de desarrollo sustentable. Para el Occidente 'civilizado y cristiano’, Haití siempre ha sido un negro inerte en el escaparate, abandonado a su propia miseria”